Un 26 de abril de 1900, nace en Buenos Aires Roberto Arlt.
Precoz desertor escolar, ya que apenas cursó hasta 3er año en la escuela primaria, fue asiduo concurrente a la biblioteca del barrio donde se sumergía en libros anarquistas y en la obra de Gorki, Tolstoi, Dostoievski y otros escritores rusos.
En 1924 comenzó a relacionarse con los escritores de Florida y Boedo. Si bien ideológicamente estuvo más cerca del realismo social
de Boedo, su relación con Ricardo Güiraldes le permitió publicar en la más elitista revista Proa.
Como periodista, trabajó en Crítica y El Mundo, volviéndose muy popular gracias a sus Aguafuertes. En 1930 obtuvo el tercer premio del Concurso Literario Municipal con "Los siete locos", que seguida de su continuación, "Los lanzallamas", conformarán la novela más influyente de la literatura argentina contemporánea.
Certero retratista de tipos marginales embarcados en empresas descomunales e inevitablemente signadas por el fracaso y la traición, Arlt creó una obra breve pero poderosa. Además de las mencionadas, fue autor de "El juguete rabioso", "El amor brujo", "El criador de gorilas", la colección de cuentos "El jorobadito" y varias piezas teatrales entre las que destacan "La isla desierta" y "Saverio el cruel". Falleció el 26 de julio de 1942.
“Tengo el mal gusto de estar encantadísimo con ser Roberto Arlt. Cierto es que preferiría llamarme Pierpont Morgan o Henry Ford o Edison o cualquier otro “eso”, de esos; pero en la material imposibilidad de transformarme a mi gusto, opto por acostumbrarme a mi apellido y cavilar, a veces, quién fue el primer Arlt de una aldea de Germanía o de Prusia, y me digo: ¡Qué barbaridad habrá hecho ese antepasado ancestral para que lo llamaran Arlt! O, ¿quién fue el ciudadano, burgomaestre, alcalde o portaestandarte de una corporación burguesa, que se le ocurrió designarlo con estas inexpresivas cuatro letras a un señor que debía gastar barbas hasta la cintura y un rostro surcado de arrugas gruesas como culebras?
Mas en la imposibilidad de aclarar estos misterios, he acabado por resignarme y aceptar que yo soy Arlt, de aquí hasta que me muera; cosa desagradable, pero irremediable”.
“Yo no tengo la culpa” (fragmento) Roberto Arlt
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