sábado, 21 de noviembre de 2015

Voto cantado - Edición 22/11



Voto cantado 

En la pintoresca colección que acostumbra disertar sobre diversos temas en torno a cierta mesa de café, sobresale con ventaja mi amigo Perfecto Cuadrado. Porteño de nacimiento y estudioso de los idiomas, habla casi perfectamente el castellano y arrima alguna frase en inglés para acotar reflexiones sin sentido casi siempre, pero de gran elocuencia dramática, a veces. Esa característica y el ruego especial de Perfecto, que vaya a saber uno por qué, siempre buscó eludir su nombre y apellido verdadero, hizo que injustamente se lo conociera menos por Cuadrado y más como “El inglés”. 
Hace unos meses
, inspirado por una parejita que entró al bar para preguntar si cargaban celulares y dejó una mirada taimada a los que respondimos negativamente y a coro, el Inglés apoyó su lata de cerveza ni bien se alejaron, abandonó la mesa y se acercó al mostrador para lamentarse: “Estos no merecen ser Millenials”.
-¿Y eso qué es, si se puede saber?, le contestó la Tana, que, sentada en una mesa alejada tomaba un boldo mientras corregía exámenes.  
-Mestraña, profe, pero le cuento -dijo Cuadrado, contento por el interés despertado en la dama- Están los Millennials, la Generación X y los Baby Boomers. Son generaciones con vivencias y experiencias particulares”-
-¿Los beibiqué? –dijo La Tana sacándose los lentes.
-Los baby boomers son los que tienen entre 50 y 68 años. Nacieron en una época de muchos nacimientos y cuando empezaba fuerte la incorporación de la mujer al laburo. Son personas comprometidas, fieles a su vida profesional, buenos para crear equipos. Están acostumbrados a trabajar muchos años en una misma empresa. Le dan mucha importancia al aspecto físico y la vida saludable. Muchos son viudos, divorciados o solteros”...
El Inglés hizo un silencio que fue acompañado incómodamente por todos los que entendimos que La Tana calzaba justo con ese perfil. Y además que había tenido varios novios, pero seguía célibe. Ella se puso los lentes para disimular que se había sentido tocada por el informe. El inglés siguió:
-En cambio los de la Generación X, que tienen entre 36 y 49 años ya vivieron la incorporación de la mujer al trabajo y les resulta una cosa habitual. Se supone que son personas estables, que buscan desarrollo profesional dentro de la misma empresa pero, aunque reflexionan mucho antes de enfrentar algún cambio, son los que mejor se adaptan a las cosas nuevas. Y por ende, a los cambios. 
El inglés se volvió a detener, mirando de reojo a La Tana, que esta vez parecía ignorarlo. Caminó a la mesa, le mandó un trago a la cerveza y con la lata en la mano se acercó a la ventana de la calle Melo, diciendo:
-Por último están los Millennials, son personas que vinieron al mundo entre 1979 y 1996, es decir que tienen entre 18 y 35 años. Las mujeres desarrollan su perfil profesional, no están dispuestas a renunciar a eso. En general a los Milenials les gusta viajar, tienen mejor tolerancia al fracaso. Y también predisposición a mantenerse solteras. O casadas, pero sin hijos. Eso sí, no conciben la vida sin tecnología-, Terminó la frase y miró a la mesa de La Tana que ahora parecía abstraída leyendo algo en el celular.
-¿Mestá escuchando profe?- quiso saber el Inglés.
-Sí Cuadrado, como todas las personas escucho con los oídos. ¿Me permite una pregunta?.
-Las que desee Profe-, dijo el Inglés.
-¿Usted por quién va a votar en las próximas elecciones?-
-Bueno, el voto es secreto, pero Usted sabe que no me gustan los que oprimen al pueblo con mentiras. No me gustan los unitarios.
-A mi tampoco –dijo ella ahora sonriendo- Pero por eso no soy una beibibumer.
-¡Por favor! ¿Quiere que le diga lo que es Usted para mi?. 
De pronto parecía que estaban los dos solos en el bar. El inglés dijo:
-Usted es de una generación nueva y distinta. Usted es como un sol. Nó. Mejor es como el aroma de la tierra cuando empieza a llover.
Justo ahí, cuando el inglés estaba desbarrancando públicamente, sonó en el aire del bar la voz de El Polaco cantando Garúa. Era el ringtone del celu de La tana, que atendió en voz muy baja en su alejado rincón. Después de cortar, le dijo:
-Yo tampoco puedo votar unitarios. ¿No se quiere acercar un poco así no hablamos a los gritos?.
El inglés se arrimó a la mesita de La Tana. Y ahí se quedaron cuchicheando. Incluso después que nos fuimos todos les tuvieron que decir que había que cerrar. Recién ahí salieron los dos, juntos. “Voto cantado no vale”, me dijo con complicidad el mozo cuando fui a pagarle. Al otro día todos sabíamos quién era Millenial, X, o Baby Boomer. Y que pese a las diferencias, en el bar no había unitarios. Eso sí que es un lindo detalle.

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