lunes, 7 de mayo de 2018

La Opinión de Moreno recuerda... El nacimiento de Evita


El 7 de mayo de 1919 nace en Los Toldos María Eva Duarte, “Evita”.

La precedían cuatro hermanos: Elisa, Blanca, Juan y Erminda. Su padre, Juan Duarte, había llegado allí a comienzos de siglo y había arrendado el campo de La Unión con ánimo de prosperar. Pertenecía a una influyente familia de Chivilcoy y tenía, de su unión con Adela D`Huart, varios hijos.
Migró a Buenos Aires a los 15 años y en 1935 debutó profesionalmente con una breve participación en la obra `La señora de los Pérez`.Ese mismo año fue contratada por la Compañía Argentina de Comedias Cómicas y salió en una gira de cuatro meses por Rosario, Mendoza y Córdoba. Lentamente fue logrando reconocimiento como actriz, en 1937 obtuvo su primer papel en radioteatro en la obra Oro blanco y debutó en el cine con la película ¡Segundos afuera!, con Pedro Quartucci, Luis Sandrini y Pepe Arias.
Luego participaría en las películas La carga de los valientes (1940), El más infeliz del pueblo (1941), Una novia en apuros (1942) y finalmente La cabalgata del circo (1945), con Hugo del Carril y Libertad Lamarque. También participó de radioteatros como Los jazmines del ochenta, Los amores de Schubert y Grandes mujeres de todos los tiempos. En 1943 fue una de las fundadoras de la Asociación Radial Argentina (ARA), de la que fue electa presidenta en 1944, año en el que conoció a Perón, entonces secretario de Estado, en un acto de recaudación de fondos para las víctimas del terremoto de San Juan.
Ya casada con Perón, participó activamente en la campaña electoral en 1946.
El 24 de febrero de ese año, la fórmula Perón-Quijano fue electa con el 54%  de los votos. El 1 de mayo de 1946 Perón asumió como presidente y Eva pasó a desempeñar el puesto de primera dama. Los años de apogeo del poder de Evita rondan el 50 y el 51, años en los que se enfrentarían con la enfermedad y su última elección: ¿ser vicepresidenta de la Nación?
El primer signo de su enfermedad apareció el 9 de enero de 1950 cuando cayó desfallecida en un acto inaugural del sindicato de taxistas en Puerto Nuevo. El 13 de enero la Subsecretaría de Informaciones anunció que la esposa del primer mandatario debería alejarse temporalmente de sus actividades e, incluso, internarse por unos días para una pequeña intervención quirúrgica.
El 14 de febrero sufrió un nuevo desmayo y fue trasladada a la residencia presidencial de la avenida Libertador. A los 15 días del incidente volvió a su ritmo de trabajo, en la Secretaría de
Trabajo y Previsión. En 1951 ya su ritmo de trabajo había descendido considerablemente y los dolores comenzaban a postrarla.
El 2 de agosto de 1951 la CGT pidió a Perón que aceptara la reelección (posible a partir de la reforma constitucional de 1949) y expresó su anhelo de que Evita lo acompañara en la fórmula. El 22 de agosto, en una multitudinaria concentración sobre la avenida 9 de Julio, se reiteró la adhesión y el pedido de aceptación en el Cabildo Abierto del Justicialismo. Allí Evita se dirigió a la multitud, pero eludió en su discurso la respuesta.
El 31 de agosto renunció por la cadena nacional de radiodifusión, con las siguientes palabras apagadas y graves: "...Quiero comunicar al pueblo argentino mi decisión irrevocable y
definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico Cabildo Abierto del 22 de agosto...".
El 28 de septiembre las masas populares se dirigían a la Plaza de Mayo. Surgió la primera confirmación oficial de que Evita estaba padeciendo una leve anemia. Estaba tratándose con transfusiones de sangre y debía descansar, y por eso no se presentaría ante la multitud.
Esa misma noche Eva habló por radio: "... no quiero que termine este día memorable sin hacerles llegar mi palabra de agradecimiento y de homenaje uniendo así mi corazón de mujer argentina y peronista...".
La campaña electoral no contó con su presencia, su ausencia resultaba más emotiva y resonante que su voz o su imagen. El 15 de octubre, dos días antes de la fecha histórica, Eva lanzó su libro "La razón de mi vida", con una primera edición de 300 mil ejemplares y excelentes críticas en los círculos literarios.
El 17 de octubre pudo, por primera vez en 24 días, levantarse de su cama para asistir vestida de negro al acto. La CGT le entregó la Distinción del Reconocimiento y, el presidente Perón, la Gran Medalla Peronista en Grado Extraordinario.
En el discurso de aquel día Eva nombró nueve veces a su propia muerte en un texto considerado por muchos como su testamento político. El 5 de noviembre la operó el prestigioso médico norteamericano George Pack, especialista en cáncer. En su pronóstico advirtió que, de mantener reposo absoluto, en un plazo de seis a doce meses se podría prolongar su vida. Sin embargo, todos los datos coinciden en afirmar que la operación a la que fue sometida entonces fue tardía: el cáncer ya se había producido metástasis en su cuerpo.
En abril de 1952 llegó a pesar 38 kilos. El doctor Pedro Ara, en su obra póstuma cita: "... Si su espíritu pareció seguir lúcido y vibrante hasta el fin, su cuerpo habíase reducido al simple revestimiento de sus laceradas vísceras y de sus huesos. En 33 kilos parece que llegó a quedar aquella señora tan fuerte y bien plantada en la vida...".
Así, hasta fines de abril de 1952 anduvo a media máquina. Permanecía semanas enteras en la residencia presidencial o en la quinta de Olivos, a veces levantada, a veces en cama. Recibía bastante gente, pese a las indicaciones médicas, pero la fatiga la obligaba a cada rato a suspender las visitas. Incluso, algunas veces, se presentó en actos públicos.
El 1° de mayo asistió al acto junto a Perón. El pueblo, al verla, la alentó a decir su discurso, el último y el más fuerte en su contenido doctrinario en apoyo al ideario peronista. Al terminar, cayó en brazos de Perón.
El 7 de mayo cumplió años y recibió el título de Jefa Espiritual de la Nación. En la avenida Libertador miles de personas se apretujaban para saludarla y una caravana de 130 taxis tocaba sus bocinas. Finalmente, apareció en la gran terraza, saludando con debilidad a la multitud.
El 4 de junio Perón asumió por segunda vez la presidencia. Eva se volvió a obstinar y le mandaron a decir que en la calle hacía mucho frío, a lo que ella respondió con enojo: "...Eso se lo manda a decir Perón. Pero yo voy igual: la única manera de que me quede en esta cama es estando muerta...". Con una masiva dosis de calmantes, concurrió al acto de asunción, donde se negó a sentarse. Perón recordaría esta época diciendo: "...Aquellos días de cama fueron un infierno para Evita. Estaba reducida a su piel, a través de la cual ya se podía ver el blancor de sus huesos. Sus ojos parecían vivos y elocuentes. Se posaban sobre todas las cosas, interrogaban a todos; a veces estaban serenos, a veces me parecían desesperados...". Falleció el 26 de julio de 1952. 

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