El
17 de octubre de 1945, una multitud de trabajadores se reúne en el centro de
Buenos Aires. Tras el paro general proclamado por la CGT en una reñida votación,
se movilizan a reclamar la libertad del coronel Juan Domingo Perón, quien había
sido desplazado de
sus cargos y detenido en la isla Martín García, aunque en
esos momentos se encontraba en el Hospital Militar para un chequeo médico. Todo
había comenzado por la madrugada, cuando se movilizaron los trabajadores de La
Boca, Barracas, Patricios y otras barriadas populares, mientras una enorme
columna de obreros de la carne avanzaba desde Berisso.
Los
obreros que no ingresaban a las fábricas y talleres, recorrían los establecimientos
vecinos incitando a abandonarlos a quienes se encontraban en ellos para luego
marchar coreando consignas en favor de Perón. Si bien en un primer momento la
policía levantó los puentes sobre el Riachuelo numerosos manifestantes lo
cruzaron a nado o en balsas improvisadas, hasta que finalmente los puentes fueron
bajados. Advirtiendo que la multitud concentrada en Plaza de Mayo se engrosaba
a medida que transcurrían las horas y ante la continua exigencia de libertad a
Perón, los mandos militares que lo habían desplazado y detenido no encontraron
otra opción que llamarlo para que calmara a sus seguidores, lo que luego de
mucha reticencia, éste hizo desde los balcones de la Casa de Gobierno, aunque
de un modo singular, "como secretario de Trabajo y Previsión".
En
esa oportunidad, Perón anunció que "el Poder Ejecutivo ha firmado mi
solicitud de retiro del servicio activo del Ejército.
Con
ello, he renunciado voluntariamente al más insigne honor al que puede aspirar
un soldado: llevar las palmas y laureles de general de la Nación. Ello lo he
hecho porque quiero seguir siendo el coronel Perón, y ponerme con este nombre
al servicio integral del auténtico pueblo argentino. Dejo el sagrado y honroso uniforme
que me entregó la Patria para vestir la casaca de civil y mezclarme en esa masa
sufriente y sudorosa que elabora el trabajo y la grandeza de la Patria".
Conocido en la liturgia peronista como Día de la Lealtad, por sus características
y consecuencias la movilización obrera del 17 de octubre de 1945 fue
probablemente el hecho político más significativo de la historia argentina del
siglo XX.
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