El
22 de agosto de 1972 fueron fusilados en la base Almirante Zar 16 presos
políticos: Carlos Heriberto Astudillo (FAR); Carlos Alberto Del Rey (ERP); José
Ricardo Mena (ERP); Humberto Segundo Suárez (ERP); Rubén Pedro Bonet (PRT);
Alfredo Elías Kohon (FAR); Miguel Angel Polti (ERP); Humberto Toschi (ERP);
Eduardo Capello (ERP); Clarisa Rosa Laplace (FAR); Mariano Pujadas (ERP); Jorge
Ulla (PRT); Mario Delfino (PRT). También, Susana Graciela Lesgart (Montoneros);
María Angélica Sabelli (Montoneros) y Ana María Villareal de Santucho (ERP).
Sobrevivieron
Ricardo Haidar (Montoneros); Alberto Miguel Camps (FAR) y María Antonia Berger (FAR),
quienes fueron víctimas de la última dictadura militar.
Por
la masacre están siendo juzgados Rubén Norberto Paccagnini, ex jefe de la base
Almirante Zar; Luis Emilio Sosa, que en esa época era capitán de corbeta y
segundo al mando del Batallón de Infantería número 4; Emilio Jorge Del Real,
quien tenía el grado de capitán; Carlos Amadeo Marandino, quien era cabo y
Jorge Enrique Bautista, juez de instrucción militar que estuvo a cargo de la investigación
y está acusado de encubrimiento.
El
15 de agosto de ese año se había iniciado un intento de fuga de
la cárcel de Rawson,
cuando dos grupos integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP),
Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y
Montoneros
organizaron la fuga, mientras que el jefe del operativo fue Mario Roberto
Santucho, líder del ERP. Santucho, junto a Fernando Vaca Narvaja, Roberto
Quieto, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna integraban el comité de fuga, pudieron huir en un automóvil que los
esperaba frente al penal y trasladarse al aeropuerto de Trelew para abordar una
aeronave de la empresa Austral secuestrada por un comando guerrillero.
El
resto de los vehículos que debían trasladar a los otros contingentes no se
presentaron frente a la prisión por una confusión de señales.
Otro
grupo logró arribar en vehículos de alquiler -que habían sido llamados por los
detenidos desde el penal haciéndose pasar por pasajeros habituales- pero llegó cuando
el avión partía rumbo a Chile.
Este
grupo se rindió ante los efectivos militares que habían llegado al aeropuerto
comandados por el capitán Luis Emilio Sosa y fue trasladado a la base Almirante
Zar.
La
fuga asestó un duro golpe a la dictadura de Lanusse, en tanto que
personalidades de la política exigieron al gobierno de facto que garantizara la
vida de los presos políticos.
En
la madrugada del 22 de agosto los detenidos fueron ametrallados en sus celdas
por una patrulla al mando del capitán Sosa y del teniente Roberto Bravo.
La
versión oficial de la dictadura fue "nuevo intento de fuga", pero los
tres sobrevivientes, tiempo después, contaron la verdad de los hechos: indefensos,
los detenidos habían sido masacrados.
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