San Carlos Borromeo, obispo. |
San Carlos Borromeo, obispo.
El célebre obispo de Milán, nació en Arona (Lombardía) el año 1538. Su tío, el papa Pío IV, lo hizo cardenal a los 24 años y le encargó la administración de los Estados Pontificios. Fue uno de los grandes obispos del siglo XVI. A su sabiduría y talento se debe, en gran parte, que se terminara exitosamente el Concilio de Trento. Celebró sínodos y concilios, estableció colegios, renovó el espíritu de su clero y de las congregaciones religiosas. Su reglamentación del seminario diocesano de Milán, sirvió luego para toda la Iglesia. Murió en Milán a los 46 años, el 3 de noviembre de 1584. Pablo V en 1610 lo declaró santo.
Santos Vital y Agrícola, mártires.
Agrícola era un cristiano que vivía en Bolonia en la segunda mitad del siglo III, muy querido por su bondad y virtudes. Vital, esclavo suyo, se convirtió al cristianismo gracias a su amo. Durante la persecución contra los cristianos ambos fueron encarcelados. Vital murió martirizado en el circo delante de Agrícola, quien luego fue crucificado de manera que la sangre de los dos se derramó en la misma arena el año 304.
San Félix de Valois, fundador.
De la familia real de Francia, Félix renunció a toda pretensión al trono, y para cortar toda esperanza de acceder a la corona, se ordenó sacerdote y se retiró al desierto, donde inició una vida de penitente. San Juan de Mata, sabedor de sus virtudes, fue a buscarlo y entre ambos, fundaron la Orden de la Santísima Trinidad, para la redención de los cristianos en poder de los moros, uno de los problemas más graves del siglo XII. Inocencio III aprobó la Orden Trinitaria. San Félix murió en 1212.
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