Se trata de aquella Marta en cuya casa de Betania se hospedaba frecuentemente Jesús. A ella y a sus hermanos –Lázaro y María– el Señor los distinguía con su amistad y afecto. Marta, como hermana mayor, era la dueña de casa y la que corría con los quehaceres y atenciones de las visitas. Después de la Ascensión del Señor, Marta y los demás miembros de la familia fueron deportados y llegaron al puerto de Marsella, en Francia, donde se establecieron. Allí Marta fundó el primer monasterio femenino en el que consagró su virginidad a Dios. En el año 84 entregó su alma a Dios. Santa Marta es la patrona del personal de servicio doméstico.
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