Enero es hoy
Los
jazmines florecen en los semáforos y las calles se llenan de una electricidad
especial, todo se potencia. Los amables se vuelven más amables, los violentos
virulentos. Diciembre se inicia en pocas horas, y la alcurnia que trae este
mes, se resume en vísperas, es decir, preanuncios, presagios, que pueden ser de
brindis, de vacaciones, de regalos, de decisiones, de exámenes, de saludos.
Súbitamente todo el mundo tiene una extrema necesidad de exorcizar cualquier
cosa que haya atormentado el año que se va con un saludo de “buenaño”, y
entonces, mientras sacamos a empujones el 2014 que parece atolondrar el
ambiente doquiera que uno vaya, vamos por la vida repartiendo buenos deseos a
diestra y siniestra.
Así
avanzamos en el último mes del año y confabulados por algún impulso en común,
sentimos el irrefrenable deseo de que este año se termine y llegue el otro lo
más pronto posible. Porque el otro será mejor, nadie se atreva a decir lo
contrario, el otro –ya lo sabemos- traerá dicha y felicidad y trabajo y aumentos
de sueldo y más tiempo para estar en familia. No solo eso, además traerá la paz
que tanto buscamos, los mejores días están por venir y eso, todo eso bueno, y
mucho más que ni siquiera nos imaginamos pero presentimos “fuertemente”, como
se suele decir desde las tribunas políticas, es lo que nos depara el inminente
inicio de enero 2015…
Claro
que, primero debemos terminar con diciembre, que está llegando recién, hay que
armar el arbolito, comprar uno nuevo, y luces, luces nuevas, contactar a Papá
Noel, todos a la pileta que llega enero, -¿Dónde está la malla?- brindar y
brindar, abrir los regalos, y prepararse a desarmar el arbolito en enero antes
que venga Melchor…
Y
bueno, en medio de ese vertiginoso transcurrir de las horas, la gente sale a la
calle a hacer su vida cotidiana y ahí es donde ocurre lo realmente importante
que es la simple y sencilla vida de hoy, como decía el inolvidable Flaco
Spinetta “Hoy te amo y ya es mañana”, es digamos, mañana es hoy, pero casi no
nos damos cuenta, porque diciembre está tan lleno de momentos que van a venir y
que tenemos que vivir a full full, que pasamos por al lado del jazmín que está
en casa y ni le tiramos un vasito de agua, ¿para qué? Si en el semáforo de la
esquina nos venden el ramito a 20 mangos. Así es amigo lector, diciembre está
tan lleno, y muchos están tan ávidos de enero que corren aceleradamente, y sin
darse cuenta se pierden un mes entero.